Abarca los 4 y 5 años de vida del niño.
La líbido se sitúa en la región genital. Los niños de esta edad se examinan sus genitales, se masturban, preguntan por su nacimiento, por el sexo.
Según Freud, el conflicto de esta etapa es el último y más decisivo que afronta el niño. Este conflicto es el que se plantea cuando desea poseer al progenitor del sexo opuesto y deshacerse del progenitor del mismo sexo.
Este conflicto opera de manera distinta en niños y niñas.
Complejo de Edipo
El primer objeto de amor del niño es su madre. La líbido centrada en la zona genital hace que ese amor se tiña de erotismo y resulte incestuoso. El padre se interpone en el camino del deseo sexual que tiene el niño por su madre.
El niño ve a su padre como un rival al que quiere eliminar. Este deseo agresivo que siente el niño hace que tema que su padre ejerza represalias. El hecho de que el niño sabe que las mujeres carecen de pene le hace pensar que su padre podría castrarle para castigarlo. Como la ansiedad de castración es más fuerte que los deseos sexuales hacia su madre, renuncia a su anhelo de poseerla.
La resolución del complejo de Edipo comprende dos procesos: la represión de los deseos incestuosos y la identificación defensiva con su padre.
La represión consiste en poner un pensamiento fuera de la conciencia.
La identificación defensiva (con el agresor) implica hacerse como la persona amenazadora ("si no puedes con tu enemigo únete a él")
El niño piensa a nivel inconsciente de la siguiente manera: "no puedo poseer a mi madre directamente por temor a ser castrado por mi padre, pero de manera indirecta si soy como mi padre llegaré a tener algo de gozo de poseer a mi madre"
El niño resuelve el conflicto identificándose con su padre, interioriza las normas y valores y aparece el Superyo.
Complejo de Electra
Es la versión femenina del Complejo de Edipo. Según la mitología griega, Electra persuade a su hermano de matar a su madre, que había matado injustamente a su padre.
El primer objeto de amor de la niña es también su madre. Sin embargo, durante la etapa fálica descubre que su padre y otros hombres tienen pene, del que carecen ella y su madre.
La niña razona que debió tener pene en algún momento y culpa a su madre de su pérdida. Este sentimiento, unido a otras decepciones inevitables que le causa su madre hacen que pierda el amor por su madre y aumente el amo por su padre. El amor por el padre se tiñe de erotismo y de envidia porque él tiene pene.
Freud considera la envidia del pene homóloga a la ansiedad de castración. Pero la envidia no supone amenaza de represalia, mientras que la ansiedad de castración es muy amenazadora y motiva al niño a abandonar sus deseos de incesto.
La niña teme perder el amor de la madre y le motiva a resolver el Complejo de Electra y se identifica defensivamente con su madre.
En definitiva, la fase edípica es considerada preeminente en la neurosis porque significa la culminación del desarrollo libidinal en la niñez; porque es una interacción multipersonal en la que se basarán las futuras relaciones sociales; porque se creía que era el período de solidificación del Superyo, el momento en que se fija la identidad sexual y se elige objeto sexual.
Pasar de un mundo de dos a uno de tres es memorable porque prepara al niño para renunciar a la fantasía de centralidad del universo. Las convenciones sociales, los valores culturales y la capacidad de compartir convergen en este momento.
La líbido se sitúa en la región genital. Los niños de esta edad se examinan sus genitales, se masturban, preguntan por su nacimiento, por el sexo.
Según Freud, el conflicto de esta etapa es el último y más decisivo que afronta el niño. Este conflicto es el que se plantea cuando desea poseer al progenitor del sexo opuesto y deshacerse del progenitor del mismo sexo.
Este conflicto opera de manera distinta en niños y niñas.
Complejo de Edipo
El primer objeto de amor del niño es su madre. La líbido centrada en la zona genital hace que ese amor se tiña de erotismo y resulte incestuoso. El padre se interpone en el camino del deseo sexual que tiene el niño por su madre.
El niño ve a su padre como un rival al que quiere eliminar. Este deseo agresivo que siente el niño hace que tema que su padre ejerza represalias. El hecho de que el niño sabe que las mujeres carecen de pene le hace pensar que su padre podría castrarle para castigarlo. Como la ansiedad de castración es más fuerte que los deseos sexuales hacia su madre, renuncia a su anhelo de poseerla.
La resolución del complejo de Edipo comprende dos procesos: la represión de los deseos incestuosos y la identificación defensiva con su padre.
La represión consiste en poner un pensamiento fuera de la conciencia.
La identificación defensiva (con el agresor) implica hacerse como la persona amenazadora ("si no puedes con tu enemigo únete a él")
El niño piensa a nivel inconsciente de la siguiente manera: "no puedo poseer a mi madre directamente por temor a ser castrado por mi padre, pero de manera indirecta si soy como mi padre llegaré a tener algo de gozo de poseer a mi madre"
El niño resuelve el conflicto identificándose con su padre, interioriza las normas y valores y aparece el Superyo.
Complejo de Electra
Es la versión femenina del Complejo de Edipo. Según la mitología griega, Electra persuade a su hermano de matar a su madre, que había matado injustamente a su padre.
El primer objeto de amor de la niña es también su madre. Sin embargo, durante la etapa fálica descubre que su padre y otros hombres tienen pene, del que carecen ella y su madre.
La niña razona que debió tener pene en algún momento y culpa a su madre de su pérdida. Este sentimiento, unido a otras decepciones inevitables que le causa su madre hacen que pierda el amor por su madre y aumente el amo por su padre. El amor por el padre se tiñe de erotismo y de envidia porque él tiene pene.
Freud considera la envidia del pene homóloga a la ansiedad de castración. Pero la envidia no supone amenaza de represalia, mientras que la ansiedad de castración es muy amenazadora y motiva al niño a abandonar sus deseos de incesto.
La niña teme perder el amor de la madre y le motiva a resolver el Complejo de Electra y se identifica defensivamente con su madre.
En definitiva, la fase edípica es considerada preeminente en la neurosis porque significa la culminación del desarrollo libidinal en la niñez; porque es una interacción multipersonal en la que se basarán las futuras relaciones sociales; porque se creía que era el período de solidificación del Superyo, el momento en que se fija la identidad sexual y se elige objeto sexual.
Pasar de un mundo de dos a uno de tres es memorable porque prepara al niño para renunciar a la fantasía de centralidad del universo. Las convenciones sociales, los valores culturales y la capacidad de compartir convergen en este momento.
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