Freud dividió la personalidad en función de tres estructuras de organización:
El Yo media entre las demandas del placer del Ello y las censuras morales del SuperYo y las exigencias y límites del mundo real.
Los conflictos intrapsíquicos de estas tres estructuras determinan la personalidad de cada persona.
El Modelo Estructural
Las fronteras entre las tres estructuras son semipermeables.
La mayor parte del Ello es Insconsciente.
Una parte del SuperYo es accesible a toda la conciencia.
Casi todo el Yo es consciente.
El grueso de la actividad de las tres estructuras funciona al margen de la conciencia.
Como el Yo tiene acceso a la percepción desarrolla la prueba de la realidad (función que discrimina las percepciones de las imágenes internas). A pesar de todo el Yo debe servir a los tres "señores exigentes": El SuperYo, el Ello y la Realidad.
En un primer momento el recién nacido se encuentra en una situación de indiferenciación total (el niño no sabe donde acaba él mismo y empieza el otro). En las relaciones con el objeto, el niño empieza en un estado de autoerotismo, toda la líbido se encuentra vinculada al Yo y no es consciente de la realidad del objeto.
Esta situación se denomina narcisismo primario. Se caracteriza porque el individuo está interesado y enamorado de sí mismo.
El niño tiene omnipotencia de pensamiento.
Se toma a sí mismo como objeto de amor.
Precede al reconocimiento del mundo exterior como poseedor de una realidad propia más allá del niño.
A medida que el niño crece avanza hacia una diferenciación Yo/No Yo que le permite diferenciarse de los objetos.
Un paso intermedio es el narcisismo secundario. El niño atribuye omnipotencia a los adultos e intenta ganarse su admiración, necesita ser amado por los adultos.
Las pulsiones empiezan en forma de componentes. La sexualidad, por ejemplo, se expresa oralmente, a través del tacto y de la visión, y sólo más tarde se consolida en una totalidad multifacética.
Los objetos de los impulsos instintivos son al principio objetos parciales. El pecho de la madre es un objeto parcial del componente oral de la sexualidad: la cara de la madre es un objeto parcial del componente visual.
Los impulsos se vuelven cada vez más consolidados y los objetos se vuelven cada vez más enteros, a medida que la evolución continúa su camino.
- Ello. Se ocupa de la búsqueda del placer. Es el depósito de las pulsiones biológicas. Se rige por el principio del placer, que exige la gratificación inmediata de las necesidades. Esta gratificación se logra por el proceso primario.
- Yo. Es el aspecto racional de la personalidad. Se rige por el principio de realidad (la gratificación de las necesidades se aplaza hasta que pueda alcanzarse con el objeto real adecuado). Esta demora de la gratificación se logra por el proceso secundario.
- SuperYo. Es el aspecto moral de la personalidad. Es el representante interno de las normas y valores sociales y guía al individuo hacia sus ideales.
El Yo media entre las demandas del placer del Ello y las censuras morales del SuperYo y las exigencias y límites del mundo real.
Los conflictos intrapsíquicos de estas tres estructuras determinan la personalidad de cada persona.
El Modelo Estructural
Las fronteras entre las tres estructuras son semipermeables.
La mayor parte del Ello es Insconsciente.
Una parte del SuperYo es accesible a toda la conciencia.
Casi todo el Yo es consciente.
El grueso de la actividad de las tres estructuras funciona al margen de la conciencia.
Como el Yo tiene acceso a la percepción desarrolla la prueba de la realidad (función que discrimina las percepciones de las imágenes internas). A pesar de todo el Yo debe servir a los tres "señores exigentes": El SuperYo, el Ello y la Realidad.
En un primer momento el recién nacido se encuentra en una situación de indiferenciación total (el niño no sabe donde acaba él mismo y empieza el otro). En las relaciones con el objeto, el niño empieza en un estado de autoerotismo, toda la líbido se encuentra vinculada al Yo y no es consciente de la realidad del objeto.
Esta situación se denomina narcisismo primario. Se caracteriza porque el individuo está interesado y enamorado de sí mismo.
El niño tiene omnipotencia de pensamiento.
Se toma a sí mismo como objeto de amor.
Precede al reconocimiento del mundo exterior como poseedor de una realidad propia más allá del niño.
A medida que el niño crece avanza hacia una diferenciación Yo/No Yo que le permite diferenciarse de los objetos.
Un paso intermedio es el narcisismo secundario. El niño atribuye omnipotencia a los adultos e intenta ganarse su admiración, necesita ser amado por los adultos.
Las pulsiones empiezan en forma de componentes. La sexualidad, por ejemplo, se expresa oralmente, a través del tacto y de la visión, y sólo más tarde se consolida en una totalidad multifacética.
Los objetos de los impulsos instintivos son al principio objetos parciales. El pecho de la madre es un objeto parcial del componente oral de la sexualidad: la cara de la madre es un objeto parcial del componente visual.
Los impulsos se vuelven cada vez más consolidados y los objetos se vuelven cada vez más enteros, a medida que la evolución continúa su camino.
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