Los humanos tenemos la capacidad de "leer la mente de los demás", de saber "como piensan".
Leer la mente de los demás significa leer en las acciones de los demás las intenciones subyacentes que explican estas acciones y predecir qué conductas debe realizar esa persona o realizará esa persona animada por esas intenciones (Gómez y Nuñez, 1998)
Esta capacidad nos ayuda a comprender su comportamiento, a anticiparnos al mismo y a coordinar nuestra conducta con dicho comportamiento.
En conclusión, gracias a esta capacidad podemos organizar nuestro mundo y vivir en él.
Esta capacidad evoluciona en función del desarrollo neuronal del niño y en paralelo al proceso de socialización. Como norma general a los 3-4 años un niño es capaz de entender una falsa creencia y a los 6-7 años es capaz de entender y manejar representaciones mentales de los demás. Es capaz de atribuir estados mentales a los demás y a sí mismo.
Leer la mente de los demás significa leer en las acciones de los demás las intenciones subyacentes que explican estas acciones y predecir qué conductas debe realizar esa persona o realizará esa persona animada por esas intenciones (Gómez y Nuñez, 1998)
Esta capacidad nos ayuda a comprender su comportamiento, a anticiparnos al mismo y a coordinar nuestra conducta con dicho comportamiento.
En conclusión, gracias a esta capacidad podemos organizar nuestro mundo y vivir en él.
Esta capacidad evoluciona en función del desarrollo neuronal del niño y en paralelo al proceso de socialización. Como norma general a los 3-4 años un niño es capaz de entender una falsa creencia y a los 6-7 años es capaz de entender y manejar representaciones mentales de los demás. Es capaz de atribuir estados mentales a los demás y a sí mismo.
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